Supone un entrenamiento fantástico para que los dos lados del cerebro, el derecho y el izquierdo, que hasta ahora funcionaban por separado, empiecen a colaborar y trabajen juntos para conseguir nuevos movimientos o habilidades. Cuando comienza a gatear se mete debajo de las mesas o armarios y aprende que las cosas son diferentes según las mire desde arriba o desde abajo. Está aprendiendo con su cuerpo el significado de debajo, encima, adentro, afuera, arriba, abajo, y la diferencia entre los objetos y el espacio vacío. Estos conceptos espaciales se construyen sobre la base de la experiencia sensorial y motriz. Mucho antes de que el niño comprenda los términos derecha o izquierda, ha de tener millones de experiencias de lateralidad y de direcciones opuestas, en espera de ponerle la etiqueta verbal en cuanto aprenda a hablar. Si no tiene estas experiencias es imposible que luego asigne la etiqueta, y normalmente queda vacía.

Sí. Para llegar a gatear con soltura es necesario pasar por varias etapas: pregateo, reptación, gateo en paralelo y gateo con patrón cruzado.

Uno de los juguetes más típicos de esta edad son los cubos apilables de distintos tamaños y colores. El bebé juega a encajarlos uno dentro del otro y a ordenarlos de mayor a menor. Esta actividad aparentemente lúdica esconde los cimientos del pensamiento matemático. Aparece la capacidad de clasificación, la habilidad para agrupar objetos con ciertas características comunes y constituye otra operación lógica que tiene su origen en la experiencia sensoriomotriz. Alrededor del año y medio, ya son capaces de observar determinadas características, como el color, el tamaño, la forma, y hacer grupos de objetos. Es un juego muy interesante para la evolución de la mente del niño.

Podemos escuchar música con ellos y hacerles seguir el ritmo con palmadas para desarrollar su sensibilidad auditiva. Podemos esconder algún objeto y pedirle que lo busque, o utilizar el barro o la plastilina para que haga formas y distinga húmedo-seco. Será bueno que aprenda a subir escaleras alternando los dos pies, ya que de esta manera aprende a coordinar los dos hemisferios del cerebro (lo que se conoce como patrón cruzado). Es importante que a esta edad juegue con niños, ya que así desarrollará el área social y aprenderá a compartir.

Es muy importante en esta etapa que desarrolle la lateralidad: podemos observar con qué oreja escucha más o a cuál se lleva el auricular del teléfono, o cuál es su ojo director (hazle guiñar los ojos), con qué mano aguanta más tiempo un objeto, y con cuál tiene más fuerza y más destreza. Juegos positivos en esta época pueden ser el clasificar por criterio de tamaños, que desarrolla su área mental, o saltar con los dos pies un obstáculo, que favorece el desarrollo del área motriz. En cuanto al área manipulativa, sería bueno que jugara con cubos e hiciera filas, con el fin de establecer una seriación.