Cada día es un drama: se resiste a entrar en la escuela o llora mientras alarga la despedida, y nosotros nos desesperamos… Pero debemos tener claro una cosa: si no quiere ir al cole es por algo, y hemos de averiguarlo.
Todos los niños se hacen los remolones cuando llega la hora de levantarse por la mañana y ponerse en marcha para ir al cole o a la guardería. Aunque se lo pasen bien en la escuela, en casa con mamá y papá se está mucho mejor. Les cuesta separarse del entorno familiar: es la ansiedad de la separación que vuelve a aparecer tras cada periodo vacacional, Semana Santa, verano o Navidades… Volver a la rutina les cuesta una barbaridad. La mayoría de las veces se trata de algo esporádico, sin mayor importancia, pues lo que quiere es jugar con los juguetes que le acaban de regalar o le da pereza ir a toque de pito todo el día, e incluso seguramente es porque os echa de menos después de un periodo intenso de compartir con vosotros unas vacaciones. Pero en otras ocasiones el problema subyacente es otro.
Lo primero que hay que descartar es que no padezca ninguna enfermedad (gripe, gastroenteritis, otitis, etc.). Después hemos de pensar en otros motivos:
- Ansiedad de separación.
- Presión escolar o académica.
- Dificultades de integración con los amiguitos.
La postura de los padres debe ser firme pero cariñosa: ha de ir al cole pero sabiendo que puede contar con nosotros para solucionar los problemas que pueda tener. Si lo dejamos en casa sólo conseguiremos retrasar o aplazar la situación problemática, que se va haciendo mayor cada día que pasa.
Préstale atención especial si ya tiene más de cinco años y:
- Cada noche pregunta si cuando os despertéis tendrá que ir al colegio.
- Le cuesta mucho despertarse y levantarse, y lo hace de mala gana.
- Cada mañana pregunta si se puede quedar en casa, hace el camino quejándose o llora porque no quiere ir.
- Deja de controlar los esfínteres después de haber superado la fase de aprendizaje.
- Vuelve a reclamar el chupete o se comporta como si fuera más pequeño.
- Se convierte en tu sombra, todo el día enganchado a tus faldas.
- Se queja de dolor de estómago o de cabeza, y curiosamente le pasa rápidamente al dejarlo en casa.